lunes, 22 de octubre de 2012

Caracas: Una semana de color y ron

Las sillas del Centro de Acción Social por la Música. Sede del Sistema.


Siete días aquí ya y problemas intestinales. Ya tardaban, aunque el récord lo tengo con Vínculos 2012, en el que me puse mala de la barriga cuando llegué a España, después de 22 días en Marruecos. No me quejo. Es todo el hielo, no las botellas de ron. Es el agua.

El fin de semana pintaba bien: playa y subir al Ávila. No hicimos ninguna de las dos. El viernes de noche, planeando el sábado playero, nos sorprendió el sol en la terraza, y seguimos de doblete hacia un domingo de bellos durmientes. Ambas noches llenaron el piso de gente nueva para mí, una periodista, una cellista, los vecinos de abajo, más amigas, una pareja de vecinos que dejaron a las gemelas de un año durmiendo solas en la cuna.. Noche tranquila, con copas y música de Sabina, Milanés, Aute, Silvio Rodríguez..

A aquellos a los que les prometí cartas escritas he de decir que los lugareños me han recomendado que me olvide de hacerlo. El Correo postal es un caos que hace que las cartas tarden con suerte dos meses. Aún así, las sigo escribiendo y las llevaré conmigo aunque pasen meses y queden arrugadas y amarillas.

Por esta hermosa ciudad se puede pasear sola, salir a comprar o tomar algo a mediodía. En una ocasión me llevé un libro para tomar un café en la terraza de un colombiano. Más tarde, el dueño del piso donde me estoy quedando me invitó a un cubalibre en otra terraza. Echando cuentas, y sin exagerar, en una semana en Caracas recuerdo haber acabado en casa cuatro botellas de ron y alguna de ginebra. El ron en pequeñas cantidades, con hielo, y solo. Exquisito, sin emborracharse y sin dolor de cabeza al día siguiente. Mi madre se asustaba en el skype cuando le expliqué mis cuentas. Según los cálculos, y teniendo en cuenta que tomamos para comer, a media tarde y de noche sin excepción semanalmente: soy una alcohólica. Hoy es lunes, y empiezo una dieta non-alcohol que intenté empezar ayer, pero cené con un Pisco Sour y dos Tepuy.. Pero hoy es el día definitivo!

La Simón Bolivar tocando Stravinsky, Prokofiev y Tchaikovsky.
Una de las cosas que esta semana me ha enamorado de Venezuela es el hecho de que la música en directo de la Orquesta Simón Bolivar sea GRATIS. Sí, cuando de gira por Europa costaban las entradas entre 60 y 100€.. Tocan todos los sábados o domingos, a las 11h o a las 16h. Entrada libre, lleno de familias y con el director Diego Guzmán dándose la vuelta para explicar históricamente cada obra que iban a tocar. Llegué a la carrera, y el hombre de la entrada me reconoció ya, y me dijo: Así no puede usted entrar (iba en shorts), y yo, después de haber corrido hasta el metro, y desde el metro, y darme cuenta que a 31ºC una suda si corre, le dije: "Hombre no me matee! Mire esa señora tan linda con vestido corto, yo no soy tan linda? Tengo mejores piernas!" El señor reía: "Que sea la última vez que pase". Dentro, empezando el concierto de forma puntual, la cuerda toda eran uno, respiraban y se movían a la vez. Yo sentada en esas sillas de colores chillones asombrada con el órgano de la sala, y la acústica, y mi amigo Pedro Carrero (trombón solista) quejándose porque sólo tocaba, y poco, en el Cascanueces de Tchaikovsky. 


El fin de semana así se pasó, con más bebida que de costumbre, con compañeros de piso con uñas de las manos pintadas de rosa, el sofá lleno de vino tinto (yo no fuí), la moqueta con cristales (tampoco), alguien quejándose de que no podíamos bañarnos en la piscina del hotel donde tomábamos cubalibres, dos compañeros inconscientes con fiebre y una servidora haciendo bizcocho de chocolate y con problemas intestinales. Va a ser todo el agua, o el hielo, estoy segura mamá.

SaraILlana.

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