miércoles, 10 de octubre de 2012

Bologna: tercera parte.


-       ¿Tomas algo para ser feliz?
-       Sí, decisiones.
Aunque no siempre el destino viene con gps, a veces las coordenadas son todo menos exactas y los desvíos te envían camino al paraíso, que se encuentra debajo de tus sábanas y, tú sin saberlo. A veces lo único que nos hace falta es marcharnos de nosotros mismos una temporada para coger perspectiva y volver con fuerza o decidir no volver, (a gusto del consumidor).
La vida no es eso que pasa mientras esperas. La vida, para mí, son las consecuencias y casualidades de la que quieras formar parte, y la única manera de participar es arriesgando (más o menos), pero arriesgando. Me explico: consecuencias porque  todo lo que sube baja, lo que va, suele volver de una u otra forma y, porque el tiempo nos pone a todos en nuestro sitio (antes o después). Y, casualidades, porque negar el porcentaje de suerte  que hay en todo esto  sería demasiado inocente (y ya vamos cumpliendo primaveras).
Cómo explicar sino que haya caído en manos de los gallegos más hospitalarios que hay en toda Italia, que tenga un piso estupendo (y barato!) en el Pratello con una madrileña que poco le falta ya para ser la hermana mayor que nunca tuve y, dos alessandros con los que una se siente ya casi casi italiana. Qué explicación tiene que cuando tengo porfín que cambiar el learning, es para meter las asignaturas que quería coger desde un principio y pensaba inexistentes este  curso. Además, llueve solo cuando mi trayecto está porticado completamente.
A quí de repente una noche amaneces carbonara en Zamboni, y a la siguiente pasas una de risas e ironías con ingenieros valencianos perdidos por la città rossa y no hay un porqué de diccionario detrás de cada anécdota, y es mejor así. Son las casualidades de cada uno las que hacen nuestro Erasmus nuestros y, que nos quiten lo bailao!
En los dos años que llevaba en Madrid hubo una frase de esas de película, que rondó mi cabeza noche sí y noche tambien: Estoy esperando la casualidad más grande de mi vida….. Cuanto daño hacen las películas. Y es que quien escribió ese guión estaba muy equivocado. Las casualidades, y más aún las más grandes, no se esperan en ninguna parada. Vienen y punto, de golpe y de frente para arrancar de raíz todos tus principios y finales, dejándote delante a un libro en blanco con un boli en la mano. Palmadita en la espalda y a seguir, que es lo que toca.
Bologna enseña a base de trampolines de los que ya me tiro con estilo y un finde fuera de casa, a muchos trenes de distancia, muestra que el miedo que tenía al transporte ferroviario queda atrás el momento en el que necesitas que se quede atrás.
 Pues eso que caminante no hay camino, se hace camino al andar, y en eso estamos, sin internet todavía, pero en eso estamos.
@SaraLee

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