domingo, 25 de noviembre de 2012


Roma,Marta y muchos treintañeros con corazón adolescente. Fiera de Cioccolato y "Let it be". Depresión post aterrizaje. Elena, Vale y Penelope. Tardes de Borsa en chipriota. Skipe con la realidad y lágrimas de alegría de fondo. Todas las comedias románticas de mi ordenador. Mi bicicleta y un tequila por cada duda en confianza.   Espaguetis autogestionados para desayunar en alemán, y pan duro calabrese de postre.   Alessandra, un bruch y sentir que el mundo a veces deja de doler y encaja sin preguntas. Diecinueve de febrero sobre el escenario y "Somebody that I used to know".  Vamos por partes:


Hace una semanas que tengo esto abandonado, pero es que prácticamente me tenía abandonada a mí misma. Cuando firmas tu contrato para irte de Erasmus, ni la letra pequeña explica la cantidad de extras con los que viene la aventura de vivir un año fuera de tus rutinas, de tus órdenes y tus lógicas, de tus yoquesé-quequéseyo que tenías bajo control. De golpe y de frente te vienen tropecientos detalles con los que lidiar que ahora mismo te parecen enormes y hacen que la mochila que traías vacía se haya llenado extremandamente rápido, para pesar quizás algo más de lo que debería estar permitido, pero en el fondo estás tranquila porque te conoces y sabes que puedes con todo y más, y que falta mucho tiempo para que te estés riendo de todo esto.

Después de pasarme por la "Fiera de Cioccolato" o lo que es igual, toda la plaza mayor de bologna repleta de Stands de Chocolate dispuestos a dejarte probar todo lo que quieras si pones carita de pena, puse rumbo a Roma para reconciliarme con la ciudad eterna, con mi presente y con mi último verano. Una vez allí gracias a Marti recorrí en 3 días kilómetros y kilómetros de cultura entre risas y la confianza que me hacía falta y que, solo tengo con esos pocos que me conocen bien. Tras el Coloseo, Trevi, Vaticano, el Circo Romano, La Repúbblica, el Jardín de los Naranjos, Il Popolo y demás, volvimos a constatar que la edad es solo un número y absolutamente nada más. Expandimos el universo y la democracia a horas en las que solo se debería expandir euforia, pero así somos nosotras, comprometidas con la causa y punto. Un brunch con mi queridísima Alessandra, con la cual coincidí el verano pasado en Strasburgo, puso un punto y final a un fin de semana que espero no tarde mucho en repetirse.

Volver a Bologna y retomar mis nuevas rutinas aquí. Yogur helado en Ugo Bassi con Penélope, la chipriota con el pelo más bonito del mundo, con quien he constatado que el corazón se rompe de la misma manera aunque hable idiomas diferentes y que Palestina no es el único lugar del planeta con problemas... Para salvar el mundo hace falta empezar por salvarnos uno a uno, metro a metro, esquina a esquina y con hechos, no palabras complicadas vacías de significado. Gracias a ella y a sus amigos he jugado a Pasapalabra en una cervecería del barrio judío bolognés, y tengo muchos Muffins pendientes. 

No solo me he introducido en la culturo griego-chipriota, Italia y su cocina, sus rebeldes, sus cafés y su música también se me están haciendo más cercanos gracias a Vale y Elena. Dos italianas del sur afincadas en Bologna que están haciendo que me siga enamorando de este país espagueti a espagueti, café a café, sonrisa a sonrisa...

Bologna está consiguiendo que todos aquí saquemos de nosotros el mejor anfitrión que llevamos dentro, el mejor cocinero o el mejor bailarín. Las noches de fiesta y realidad siguen siendo una constante que mejora con el tiempo. Sobretodo si hay licor-café sobre la mesa. Los juegos de mesa consiguen que la madrugada llegue antes de tiempo en noches como las de ayer, y la buena compañía se agradece siempre. Pero también las tardes de bibliotec en la "Sala Borsa" se empiezan a hacer constantes" y es que una aquí tiene un precioso exámen en menos de 3 semanas y debería hacer algo al respecto.

Así que pasan los días y nos hacemos mayores. Bologna en poco menos de 3 meses ha conseguido enamorarme, sacarme de quicio, bailarme el agua, ponerme nerviosa, llevarme al límite... ha conseguido que crea en las casualidades con todas mis fuerzas, que respire magia y agobio por partes iguales y que, las noches en las que he dormido con mariposas en el estómago sobrepasen a las que he dormido con la cabeza dando más vueltas por minuto de las que la creía capaz...

El 19 de febrero me subiré de nuevo al escenario para sacudir porfín mis fantasmas "igual que un perro se sacude el agua"... 

Os quiero a todos en primera fila ese día:)


@saralee




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