Lunes 14 de enero del 2013 y por fín me digno a retomar esto, motivada sobretodo por la vida que me lleva Sari por Caracas. Como podéis ver Bologna me ha recibido cómo me dejó marcharme allá por diciembre: bajo cero y nevada.
Cómo de costumbre, cuando una se da cuenta que todo lo que está viviendo tiene un final y que ese final no está demasiado lejos, estoy que reboso melancolía. Cómo si ya echase de menos mi bici roja, los pórticos, las cenitas con nuevas caras en la mesa o la pasta a las 3 de la mañana. Las risas con mis compañeros de piso a los que más de una vez he querido matar pero sin los cuáles esto no sería lo mismo, los martes que son viernes y los domingos chipriotas, los aperitivos, y cómo novedad: las colas para estudiar.
Porque sí, Bologna se ha puesto seria, aunque le está costando. Llegué aquí el viernes con toda la intención de dar comienzo a mi encierro típico de éstas fechas con el claro propósito de aprobar los éxamenes que me tocan, pero estamos de Erasmus y llegamos a las 6 de la mañana a casa, en la que ha sido probablemente una de las noches que serán más recordadas, para cómo no terminar con una de pasta al "aglio, olio e peperoncino" que ya empieza a ser sagrada por aquí.
Dos días despues de mi llegada hemos incorporado nuevas caras a la foto de mi día a día aquí en Bologna. Marti, Daniè, Daniela o Laura y las noches de tabù en italiano parecen que van a ser constante de ahora en adelante, y que así sea. No tenemos Ron, como del que disfruta Sari, pero no nos hace falta.
He descubierto que Bologna está rodeada de Verde! Y me propongo comenzar domingos montañeros en los que redescubrir los paisajes que me rodean. En breves además, nos esperan carnavales venecianos, una visita a los grandpas por la Florida, un interrail, un Paris y mucha Italia...
Ci sentiamo:)
SariLee por aquí ya no disfruto de ron, jajajaja
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